jueves, 28 de mayo de 2015

RESTAURANTE: Ojalá

Hace un tiempo ya que oí hablar de este restaurante, cuyo nombre no sugiere el motivo de su fama: alberga una playa en su sótano. Aunque ahora que lo pienso... quizá Ojalá exprese el deseo de que lo único que falta en Madrid es una playa - yo preferiría un río más decente, pero eso es otro tema. 

El caso es que unos amigos fueron allí a cenar y me lo recomendaron, así que lo rescaté de mi lista de pendientes y uno de estos sábados de probar cosas nuevas nos fuimos para allá. Eso sí, imprescindible reserva, tanto para el restaurante en sí como para la playa. Por Internet se puede en el primer turno, a las 21, mientras que para el resto hay que llamar por teléfono. 

La verdad es que el restaurante merece la pena por la playa, yo para cenar en la planta de arriba preferiría otras opciones. Sobre todo al llegar y ver la cantidad de gente que había y lo apiñados que estaban. La verdad es que pensé que como todo fuera igual, iba a ser una experiencia poco agradable. Pero afortunadamente no fue así.

La planta de abajo, en la que está la playa, es bastante pequeña y tiene las mesitas y los asientos-cojines lo suficientemente separados como para no sentir agobio. La luz es más tenue, había música - sitio ideal para parejas, como imaginaréis -, y resultaba más cómoda de lo que parecía a priori. Mira que me habían avisado y por eso me puse pantalones, pero al final terminé descalzándome para estar lo más cómoda posible. 



En cuanto a la comida, este restaurante es del grupo La Musa, con el que ya había tenido buenas experiencias previas, y por tanto sigue la misma línea. Un poco de todo, elementos tradicionales presentados de forma original junto con alguna cosilla exótica. Buena relación calidad-precio y mucha variedad. Nosotras pedimos para compartir una ensalada, unas bravas y un hojaldre de pollo, champiñón y bacon, y la verdad es que nos quedamos bien, todo ello acompañado de una riquísima jarra de limonada. 

El servicio correcto, aunque se daban mucha prisa en traer la cuenta, lo que se ha convertido por desgracia en algo habitual en el centro de  Madrid hoy en día. 

Cuando volvimos al piso de arriba, nos reafirmamos en que lo único en común es la comida. Y para eso ya hay otros restaurantes. Desde luego, si no conseguís sitio en la playa, cambiad de opción para cenar. Pero si lo lográis, disfrutaréis de una velada muy chula en un sitio diferente. 

¿Dónde? c/San Andrés, 1 (Metro Tribunal)
¿Cuánto? 12-15 €/ persona (para dos personas: tres platos a compartir y un litro de limonada - mayo 2015)

martes, 26 de mayo de 2015

SAN ISIDRO: Fuegos artificiales en El Retiro



Esta es una breve entrada para reivindicar lo requetechulas que son las fiestas en Madrid, especialmente San Isidro. Oí a unas señoras en el Metro comentar:

" - ¿Y tú a dónde te vas este fin de semana? ¿Al pueblo?
- ¿Yo? ¡Qué va! ¿Has visto el programa de fiestas? Hay muchas cosas interesantes que hacer. "

Y efectivamente, en torno al 15 de mayo Madrid se llena de actividades y fiesta. Más allá de la tradicional Pradera hay pasacalles, teatro... y fuegos artificiales. Reconozco que es una de las cosas que más me gustan, y como últimamente suele coincidir que hace buen tiempo, es un evento imperdible de la primavera. Después de un picnic en El Retiro o directamente porque sí, es un gran espectáculo. "Espectáculo de luz y sonido" lo llaman últimamente, apelando a lanzar los fuegos al ritmo de la música de zarzuelas. Como sea, fuegos artificiales en estanque... aunque cuando terminan sólo se vea humo.

El año pasado no pude ir, pero me dijeron que no estuvieron demasiado bien. Éste había dos días, 15 y 16, y al menos los del primero estuvieron fenomenal. Con el parque lleno de gente, casi 20 minutos de luces. El dolor de cuello merece la pena, así que cuando vuelva a llegar mayo... ¡todos al Retiro!


Noches de Fuego y Música 2015 en el Parque del Retiro

lunes, 25 de mayo de 2015

TEATRO: De mutuo desacuerdo

Parece que últimamente sólo alterno entre teatro y restaurante, pero en mi defensa diré que es que después del primero suele venir lo segundo; y que esta semana ha sido mucho más teatrera de lo habitual.

Si el sábado fue Celestina, el miércoles tocó De mutuo desacuerdo, una comedia en el Teatro Bellas Artes con Toni Acosta e Iñaki Miramón. Había oído hablar muy bien de ella y tenía grandes expectativas, así que aprovechando el día del espectador y el ser estudiante... para allá que nos fuimos.

Y la verdad es que me gustó bastante, si bien creo que no llegó a colmar mis expectativas. La obra aborda una realidad muy dura y por desgracia muy frecuente: la relación de unos padres divorciados con motivo de su hijo, tercer protagonista, aunque invisible, de la obra. El tema es duro, pero la obra lo aborda desde el punto de vista de la comedia. De vez en cuando surgen las risas - por parte de algunos espectadores era un continuo, aunque yo no puedo decir lo mismo - pero la sensación agridulce no desaparece. Quizá también la obra apela a eso, a la incomodidad, a ser un espejo de una realidad con la que muchos espectadores pueden identificarse. Eso sí, sin juzgar y sin sentar cátedra sobre la moral, cosa que habría provocado un desastre casi seguro. 

Toni Acosta e Iñaki Miramón actúan fenomenal, especialmente gracioso el segundo, también por ese acento vasco llevado al extremo en algunas escenas. Se ve perfectamente cómo sus personajes van evolucionando, desde las discusiones iniciales cuando el divorcio es reciente, a una situación en el que ambos intentan poner de su parte, motivados también por el evidente trauma que está sufriendo su hijo. 

Y bueno, dado que no paro de enumerar cosas buenas, la verdad es que no entiendo por qué sigo diciendo que no ha cumplido mis expectativas. A lo mejor esperaba más comedia y menos drama; menos sensación de que lo que estaba viendo era la pura realidad, con difícil solución y un sinsentido desde fuera. Pero eso no es culpa del teatro, es más, puede que sea hasta el objetivo. Hasta el día 31 de mayo podéis verla y juzgar vosotros. Yo la recomiendo, aunque pueda herir susceptibilidades. 

¿Dónde? Teatro Bellas Artes (c/ Marqués de Casa Riera, 2 - Metro Banco de España, Sevilla)
¿Cuándo? Del 1 de abril al 31 de mayo de 2015

viernes, 22 de mayo de 2015

RESTAURANTE: Baobab


Después del cerrar la temporada en el teatro Pavón fuimos a cenar a Lavapiés. En el último mes he ido varias veces, de hecho tengo una entrada pendiente sobre comida india en ese barrio, pero ahora aprovecho para hablar de Baobab.

Yo ya lo conocía, lo descubrí hace tiempo con una amiga un domingo de otoño en el que queríamos comer bueno, bonito, barato y a ser posible original después de ver una exposición. Y Baobab cumple las condiciones, la verdad - bueno, a lo mejor "bonito", "bonito" no es, pero las otras tres compensan más que de sobra -.

Hablamos de un restaurante senegalés en la plaza de Mesón de Cabestreros, con una terraza bastante grande y con mucha fama. De hecho, las dos veces que he ido he optado por comer dentro: una por la cola tan tremenda que había para la terraza y esta última por el fresquito que hacía fuera, aunque eso no impedía que la susodicha terraza estuviera hasta los topes. Supongo que comer fuera ya pone el broche de oro a una experiencia de lo más recomendable, así que espero que a la tercera vaya la vencida.

Nos olvidamos de la terraza y nos sentamos dentro, donde hay pocas mesas pero siempre hay sitio. Es un mesón sencillo, típico mobiliario de gasolinera o de bar sin pretensiones con manteles de papel. La nota de distinción la pone la carta, con una serie de platos diferentes, de calidad, muy abundantes y a muy buen precio (entre 7 y 9 euros, y sales hasta arriba de comida). Eso sí, cuando te la entrega el camarero/dueño/lo que sea, te dice lo que hay disponible ese día, que suele ser aproximadamente la mitad de los 12 o 14 platos que aparecen. 



Hay una descripción de los platos disponible - de agradecer, dado que mi experiencia con la cultura gastronómica africana en general y senegalesa en particular es nula - y yo he probado ya el cuscús negro con carne y salsa, las brochetas y el arroz senegalés con verduras y pollo o pescado. La verdad es que todo estaba rico, pero me quedo con lo último. En concreto la forma de cocinar las verduras me parece espectacular: blanditas y riquísimas. En cuanto a cantidad, depende del hambre que se lleve, pero nunca he conseguido acabarme un plato entero yo sola, así que para una cena ligera... casi mejor compartir.

El servicio forma parte de la experiencia en sí, suele ser muy amable aunque un poco despistado. Ver a los cocineros con las túnicas de colores trajinando no tiene precio. Eso sí, que nadie piense que es un típico restaurante temático africano: se ve un ambiente muy auténtico de mesón familiar, así que a olvidarse de los estampados salvajes y el ruido de tambores y a disfrutar de la comida. Lo merece.



Baobab
¿Dónde? Plaza de Cabestreros, 1 (Metro Lavapiés)
¿Cuánto? Entre 8 y 10 € por persona, un plato y bebida (mayo 2015)

lunes, 18 de mayo de 2015

TEATRO: Celestina, la tragicomedia

El Teatro Pavón se ha despedido como sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico con Celestina, la tragicomedia, de la compañía sevillana Atalaya.  La obra es una versión de Ricardo Iniesta del texto de Fernando de Rojas. 

Y vaya versión. Las decenas de miles de palabras, que supondrían unas diez horas de metraje - en palabras del director - se han visto reducidas a la hora y cuarenta minutos que dura el espectáculo. Perdón por la repetición, pero vaya espectáculo.

Para empezar, es muy difícil adaptar un texto así, pensado para ser teatro leído más que interpretado, pero Ricardo Iniesta lo logra a la perfección. Según dice, se centra en Celestina y mantiene gran parte de sus monólogos para que el espectador pueda apreciar todos los matices del personaje. Y lo consigue, gracias también a la sublime interpretación de Carmen Gallardo, que leo en la página web de Atalaya que ha recibido varios premios por esa interpretación. Se acumulan los matices en este personaje cruel, egoísta, feroz, interesado; y todos los transmite la actriz.

El resto de actores no desmerecen al lado de Celestina; al contrario, contribuyen con sus interpretaciones a construir una pieza de muchísima calidad con un estilo muy personal. Porque si hay algo que me llamó la atención es la expresividad y los movimientos de todos los actores, al principio algo exagerados pero que se acaban integrando en el montaje hasta quedar indisolublemente ligados a él. Movimientos de manos, de pies, casi baile o contorsionismo mientras declamaban, para dotar de fuerza y energía a un texto que, como su nombre indica, está a caballo entre la tragedia o comedia.

Hay música, a veces viniendo poco a cuento, pero sobre todo mucho arte. De hecho, a veces parecía que en lugar de en el teatro estábamos en el circo. Con únicamente seis taburetes de metal muy grandes, Calixto, Melibea, Pármeno, Sempronio... todos subían bajaban, saltaban, se metían debajo o entre las barras, sin abandonar el texto Deben terminar agotados. 

Con todo esto, no es una obra de malabares o de artistas callejeros, sino que sigue siendo teatro, y del bueno. Yo no soy muy dada a experimentos escénicos, e iba un poco asustada viendo la información de la página web. Parecía que iba a ser canto o danza constante, sin mucho que ver con la obra, pero la verdad es que todos los recursos que se salen de lo habitual contribuyen a engrandecer el texto. Tiene mucho mérito, porque es una historia con potencial, pero que en las manos equivocadas puede convertirse en un fiasco y decepcionar, bien por exceso de innovación o de clasicismo.

En el término medio está la virtud, y ahí se encuentra Celestina. No se me ocurre mejor obra para abandonar el Pavón que ésta. 

Celestina, la tragicomedia, de Ricardo Iniesta
¿Dónde? Teatro Pavón (c/Embajadores, 9 - Metro Lavapiés, Embajadores o Tirso de Molina)
¿Cuándo? del 14 al 17 de mayo de 2015


jueves, 14 de mayo de 2015

CONFERENCIA: De paso por Europa. El espíritu de las ciudades europeas y sus escritores

En cuanto vi el título de la conferencia, sabía que tenía que ir. Viajes y literatura en la misma frase. Y Europa. Pero, ¿a qué viene ésto? A la primera edición del festival El viaje y sus culturas, organizado en Madrid el pasado mes de febrero en el Centro Cultural Conde Duque. Leo en la presentación del festival: 

"El I Festival El Viaje y sus Culturas nace para celebrar el arte de viajar en todas aquellas manifestaciones de su creatividad: el arte, la literatura, el pensamiento, la música, la imagen, la exploración… [...]celebra la alegría del  viaje y la pasión de los viajeros, la conversación entre culturas y la enriquecedora diversidad del mundo"

Eso necesariamente tiene que ser interesante, diferente, novedoso. Y efectivamente, el programa lo era. Había actividades de todo tipo: conferencias, exposiciones, danza... pero por cuestiones que no vienen al caso tuve que seleccionar, y me quedé con la conferencia que ahora reseño.


Al salón de actos de Conde Duque acudimos unas cincuenta personas a oír hablar a Enric González y Javier Reverte, periodistas y escritores de viajes, que han tenido la suerte de residir en muchos lugares del mundo. Para ser justos, no era una conferencia sino una conversación, y el espacio estaba preparado para ello: dos sillones, una bola del mundo, botellas de agua. Comenzaron por Roma, dado que era el objeto del último libro de Enric González. Pasaron por Londres, París e incluso - aunque a regañadientes - Madrid. Contaron anécdotas de todo tipo, sus respectivas visiones de las ciudades, los sentimientos que les inspiraban. Se quedaron con ganas de hablar de América, porque la verdad es que ninguno de los dos parecía apreciar Europa más allá de sus grandes capitales - Madrid no estaba entre ellas - , lo cuál me sorprendió. Dejaron grandes perlas, se notaba que ambos no sólo han viajado, sino que también han leído mucho y tienen una amplia cultura. Citaron y recomendaron encarecidamente leer a Stefan Zweig, "el gran escritor de ciudades europeo", que es mi talón de Aquiles, y también mencionaron a Italo Calvino o la frase que encabeza este blog, que luego encontré que es del uruguayo Quintín Cabrera.

En definitiva, fue una experiencia muy interesante y recomendable, y desde luego los organizadores pueden contar conmigo para futuras ediciones si mantienen este nivel. Además, la "publicidad subliminal" funcionó y a los pocos días compré Historias de Londres, de Enric González, en el que narra sus experiencias en la capital inglesa mientras estuvo de corresponsal a través de una serie de anécdotas, tan simpáticas como su autor.

De paso por Europa. El espíritu de las ciudades europeas y sus escritores
¿Dónde? Centro Cultural Conde Duque (c/Conde Duque, 11 - Metro Ventura Rodríguez, Plaza España, Noviciado)
¿Cuándo? 19 de febrero de 2015 




lunes, 11 de mayo de 2015

RESTAURANTE: El Jardín Secreto

Enlace permanente de imagen incrustadaEl Jardín Secreto es el típico restaurante en el que pasas por delante y no puedes evitar echar un vistazo dentro. Cuando hace buen tiempo, las ventanas están abiertas y el ambiente mágico del interior sale a la calle. Sí, si has pasado por delante tienes que saber de qué sitio hablo, aunque no caigas en el nombre. Una esquina en la calle Conde Duque, en la plaza Cristino  Martos, con luz tenue en el interior pero suficiente para darte cuenta que lo podría haber diseñado Julio Verne.

Y ya por fin, llamamos para reservar para celebrar el día de la madre - dos turnos de cenas, a las 21 y a las 22.30, imprescindible reservar - y dejar de ser las que siempre miran desde fuera. Además fue un intercambio de papeles en toda regla, porque nos tocó junto a la ventana, y vimos pasar a mucha gente que miraba y hacía lo mismo que nosotras antes de entrar.
  
El Jardín Secreto es un sitio pequeño, de espacios pequeños, ideal para dos o tres personas.  Lo bueno es que cada rincón está decorado de forma diferente, de modo que conocer una esquina del restaurante puede no tener nada que ver con las otras. Nada más abrir la carta vimos que la parte de dulces y cócteles era kilométrica: una gran opción es ir a merendar. No obstante la comida regular también está muy bien, aunque comimos poco porque no queríamos irnos de ahí sin ponernos hasta arriba con alguno de los postres.

Enlace permanente de imagen incrustadaPedimos carpaccio de camello y risotto con setas, este último especialmente rico, para compartir entre dos. Eso se queda algo escaso, pero contábamos con ello para no tener restricciones en el postre.  Quizá pensándolo a posteriori lo ideal habría sido un segundo para cada una, y olvidarnos del entrantes. En cualquier caso, la reserva mereció la pena: una tarta de tiramisú buenísima y uno de los denominados "viajes", en este caso a Marrakech: yogur, helado de chocolate blanco, coulis de fresa y almendras en una jarra de más de medio litro que realmente es para viajar a la otra punta del globo. 

Vamos, que cuando esté en el centro y me apetezca merendar ya sé a dónde voy a ir. Y tengo un par de amigas a las que les vuelve locas el chocolate, así que les recomendaré la parte de la carta de "orgasmos", diferentes combinaciones basadas en brownies de chocolate.

Un sitio diferente, original, y más barato de lo que parece desde fuera. Para conocer y repetir, a ver si así se pueden apreciar todos los detalles que lo componen. Si estás cansado de verlo desde fuera, vete descolgando el teléfono...

¿Dónde? c/ Conde Duque, 2 (Metro Ventura  Rodríguez, Noviciado, Plaza España)
¿Cuánto? 15-20 €/persona (un plato, bebida y postre... y vaya postre - mayo 2015)

(Todas las fotos son del Twitter de El Jardín Secreto)


sábado, 9 de mayo de 2015

TEATRO: Don Juan Tenorio

A principios de año fui a ver una de las obras de teatro que más publicidad y expectación estaban teniendo. En los periódicos salió como una de las diez obras que había que ver en Madrid, y probablemente lo fuera. Por eso, y aunque ya no está en cartel en la capital, quiero dejar constancia de mi opinión aquí. Oh, sorpresa, no es tan positiva como la mayoría. Antes de seguir leyendo... hablamos de Don Juan Tenorio, de Blanca Portillo con la versión de  Juan Mayorga.

Don Juan es una de las obras clásicas que más me gustan, tengo muy buenos recuerdos de la infancia asociados con ella. Y yo sabía que iba a ver una versión, de verdad. Pero no que la versión sería tan histriónica, con un Don Juan con una dicción regulera - estábamos en primera fila - y con mucha violencia y muchos gritos. 

Ya el inicio es sorprendente: una mujer embarazada cantando cosas sin mucho sentido, no sólo al principio sino en todas las transiciones y cambios de escenario de la obra. La ambientación en general sigue esa línea de anacronismo: los hombres van con vaqueros y camisas, mientras que las mujeres llevan unas prendas que no se sabe muy bien si han salido de un bazar o de una tienda de disfraces. Por el contrario, la escenografía está muy bien trabajada. Lugares clásicos como la taberna, el convento o la reja están perfectamente ambientados. Situaciones como la cena de la noche de difuntos o la visita al mausoleo también llegan a espectador.

La historia de Don Juan no hace falta explicarla. Particularmente me gusta cómo estos versos definen al personaje:

“Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí”

Blanca Portillo explica en la presentación de la obra que nunca ha entendido cómo un personaje así se ha convertido en un mito, en el paradigma del seductor y en un icono de la transgresión y la libertad. De ahí nace su deseo de llevar esta nueva versión a los escenarios, para enseñar al espectador quién es el verdadero Tenorio y por qué no debe ser un modelo para nosotros.

cartel def low allpictosNo obstante, quizá el problema es que la versión elegida no es la más adecuada, dentro de todas las que conforman el mito de Don Juan. Me explico. Don Juan como seductor, libertino y, lo fundamental, profanador del descanso de los muertos, tiene su origen en Tirso de Molina, anterior a Zorrilla. Este primer Don Juan no se redime al final, sino que es castigado por sus fechorías y su falta de respeto hacia el descanso eterno. No obstante Zorrilla es un romántico, y este movimiento ensalza la libertad en figuras a priori poco recomendables, como los forajidos o los piratas (recordemos a Espronceda). Es por eso que el Tenorio acaba siendo redimido, perdonado gracias al amor de doña Inés. Al menos en teoría, porque en esta obra doña Inés acaba escupiendo sobre don Juan, lo cual no sé muy bien cómo interpretar. En definitiva, si el objetivo de la obra era demonizar a un héroe romántico, mejor haber escogido otra cara del mito.

Por último, para evitar alargarme demasiado, decir que criticar la actitud de don Juan hacia las mujeres y hacer una versión en la que la mayoría de los personajes femeninos aparecen un tanto denigrados, es confuso. Desde las ropas a las actitudes: no me veo en las mujeres de la obra de Blanca Portillo, muy sexualizadas y presentadas como débiles. También estoy un poco cansada de que todos los desnudos teatrales sean femeninos. No siempre son necesarios, pero no por eso dejan de ser recurrentes ahora mismo. Para doña Inés, me sobraba.

En definitiva, una versión del Tenorio que no me ha gustado, quizá porque soy una apasionada de la obra clásica o porque no he sabido entender lo que se pretendía. La pega de las opiniones es que son subjetivas, para algo son opiniones, así que aquí dejo otra, que salió en El País, un poco más alegre para quien quiera darle una oportunidad a la obra.

Don Juan Tenorio, de Blanca Portillo
¿Dónde? Teatro Pavón (c/Embajadores, 9 - Metro Embajadores,  Lavapiés o Tirso de Molina)
¿Cuándo? del 9 de enero al 15 de febrero de 2015 (posterior gira por España)




sábado, 2 de mayo de 2015

RESTAURANTE: La Biotika

Tengo una amiga con la que suelo ir a sitios bastante originales. Ella lleva viviendo menos de un año en Madrid, pero no sé cómo se las apaña siempre para sorprenderme. Así que ya he decidido que me dejo llevar y apunto todos los nuevos descubrimientos que hago con ella: en algún momento podré utilizarlos para dar una sorpresa a alguien.

Dicho esto, hemos aprovechado el Día del  Trabajo para ir a comer a un restaurante vegetariano en la zona de Huertas: La Biotika. Sinceramente, nunca había ido a un restaurante 100% vegetariano, y creo que la oferta en Madrid es bastante escasa. Después de la visita, no entiendo por qué.

La Biotika es un restaurante, sí, pero también es un aula de estudios, una tienda ecológica... en definitiva, un punto de encuentro para personas interesadas en comida ecológica, fengh-sui, yoga, macrobiótica y actividades similares. La verdad es que no es mi perfil, pero me parece muy interesante que sitios como éste existan y me alegro de haberlo conocido.

Vayamos a lo que sí puedo juzgar - un poco más -: el restaurante. Es un local pequeño y acogedor, con capacidad para unas 30 personas. Elegir qué comer es fácil: hay un menú con distintas posibilidades regulares y una de degustación. Los precios son en función del tipo de menú (normal/degustación) y del día (laborable al mediodía/resto). 

Si no estáis acostumbrados a este tipo de comidas, no os preocupéis. Nosotras no entendíamos varios elementos de la carta, pero preguntamos y solucionado. Probamos crema de verduras, ensalada, y el plato principal, que llevaba arroz integral con sésamo, azukis (un tipo de judías) estofadas con verdura y repollo con salsa de aceituna negra. Un poco de todo, muy bien presentado y de calidad. De postre, ya que estábamos en plan sano optamos por macedonia y manzana asada, aunque los bizcochos que se estaban comiendo en algunas mesas tenían muy buena pinta. Además, si sobra algo puedes llevártelo a casa en unos tupperes de plástico muy apañados. Mucho verde, pero salimos llenas: de hecho la infusión de sauce tras el postre nos sentó fenomenal. 

El servicio es bastante atento, aunque un poco despistado con nosotras. Pero en general rápido y correcto. Se nota que es un sitio peculiar, familiar, en el que les gusta lo que hacen.

En definitiva, una buena opción si estás en el centro, para salirte de los típicos sitios de turistas y comer algo diferente a buen precio; o si quieres tomar algo ligero sin tener que cocinar. O sorprender a una amiga, en realidad. 

La Biotika
¿Dónde? c/ Amor de Dios, 3 (Metro Antón Martín)
¿Cuánto? Menú regular día no laborable 13,50 € (mayo 2015)

viernes, 1 de mayo de 2015

EXPOSICIÓN: Ritmos de luz

Este año ha sido declarado Año Internacional de la Luz y las Tecnologías basadas en la Luz, y la Fundación Telefónica ha decidido celebrarlo organizando una exposición llamada Ritmos de Luz en Madrid.

Home Movies, Jim Campbell (2014) © Cortesía del artista.
Pongámonos en situación, porque el título es cuanto menos sugerente, y el tema fascinante. La luz, desde un punto de vista poético o tecnológico - atisbos de deformación profesional - puede dar para mucho. Eso mismo piensa Jim Campbell, graduado en Ingeniería Electrónica y Matemáticas en el MIT. Él crea arte gracias a la luz, jugando con la tecnología y los efectos visuales. Esculturas, vídeos, montajes interactivos... y todo siempre mucho más de lo que parece.  Juega con la percepción, con diferentes técnicas de tratamiento de imágenes, con el espacio y con nuestra mente. Citando a Campbell y parafraseando el principio de incertidumbre: 

"Si uno trata de observar algo [...] influirá en ello [...]. Cuanta más información uno trata de obtener de algo, menos obtiene."

Precisamente, una de la cosas que más le gusta utilizar son vídeos de baja resolución, con un gran poder sugestivo.

Exploded View Commuters, Jim Campbell (2011). © Ruth Clark
A priori puede parecer una exposición un poco rara, estrambótica, una mezcla peligrosa entre arte moderno y tecnología - eso oí comentar a algunos de los visitantes ahí - pero creo que merece la pena dejarse llevar. Cualquier descripción o idea preconcebida probablemente hará menos interesante la experiencia, así que poco más tengo que decir.

La entrada es gratuita, y cuando yo fui no había mucha gente. Recomiendo encarecidamente coger uno de los cuadernos situados a la derecha, nada más entrar, en los que se encuentra una breve descripción de la veintena de montajes de la exposición. No sólo la motivación del artista, sino también qué tecnología ha utilizado. 

Un plan estupendo para una tarde de estas en las que no se sabe muy bien si va a llover o no; o simplemente una excusa para acercarse al centro de Madrid. Además, también hay una serie de visitas y talleres programados, por si a alguien le apetece seguir jugando con la luz.

Ritmos de luz, de Jim Campbell
¿Dónde? Fundación Telefónica (c/Fuencarral 3 - Metro Gran Vía)
¿Cuándo? del 1 de abril al 28 de junio
¿Cuánto? Entrada libre