A principios de año fui a ver una de las obras de teatro que más
publicidad y expectación estaban teniendo. En los periódicos salió como una de
las diez obras que había que ver en Madrid, y probablemente lo fuera. Por eso,
y aunque ya no está en cartel en la capital, quiero dejar constancia de mi
opinión aquí. Oh, sorpresa, no es tan positiva como la mayoría. Antes de seguir
leyendo... hablamos de Don
Juan Tenorio, de Blanca Portillo con la versión de Juan Mayorga.
Don Juan es una de las obras clásicas que más me gustan, tengo muy
buenos recuerdos de la infancia asociados con ella. Y yo sabía que iba a ver
una versión, de verdad. Pero no que la versión sería tan histriónica, con un
Don Juan con una dicción regulera - estábamos en primera fila - y con mucha
violencia y muchos gritos.
Ya el inicio es sorprendente: una mujer embarazada cantando cosas
sin mucho sentido, no sólo al principio sino en todas las transiciones y
cambios de escenario de la obra. La ambientación en general sigue esa
línea de anacronismo: los hombres van con vaqueros y camisas, mientras que las
mujeres llevan unas prendas que no se sabe muy bien si han salido de un bazar o
de una tienda de disfraces. Por el contrario, la escenografía está muy bien
trabajada. Lugares clásicos como la taberna, el convento o la reja están
perfectamente ambientados. Situaciones como la cena de la noche de difuntos o
la visita al mausoleo también llegan a espectador.
La historia de Don Juan no hace falta explicarla. Particularmente
me gusta cómo estos versos definen al personaje:
“Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí”
Blanca Portillo explica en la presentación de la obra que nunca ha
entendido cómo un personaje así se ha convertido en un mito, en el paradigma del
seductor y en un icono de la transgresión y la libertad. De ahí nace su deseo
de llevar esta nueva versión a los escenarios, para enseñar al espectador quién
es el verdadero Tenorio y por qué no debe ser un modelo para nosotros.
Por último, para evitar alargarme demasiado, decir que criticar la
actitud de don Juan hacia las mujeres y hacer una versión en la que la mayoría
de los personajes femeninos aparecen un tanto denigrados, es confuso. Desde las
ropas a las actitudes: no me veo en las mujeres de la obra de Blanca Portillo,
muy sexualizadas y presentadas como débiles. También estoy un poco cansada de
que todos los desnudos teatrales sean femeninos. No siempre son necesarios,
pero no por eso dejan de ser recurrentes ahora mismo. Para doña Inés, me
sobraba.
En definitiva, una versión del Tenorio que no me ha gustado, quizá
porque soy una apasionada de la obra clásica o porque no he sabido entender lo
que se pretendía. La pega de las opiniones es que son subjetivas, para algo son
opiniones, así que aquí dejo otra, que salió en El País, un poco más alegre
para quien quiera darle una oportunidad a la obra.
Don Juan Tenorio, de Blanca Portillo
¿Dónde? Teatro Pavón (c/Embajadores, 9 - Metro Embajadores, Lavapiés o Tirso de Molina)
¿Cuándo? del 9 de enero al 15 de febrero de 2015 (posterior gira por España)
Don Juan Tenorio, de Blanca Portillo
¿Dónde? Teatro Pavón (c/Embajadores, 9 - Metro Embajadores, Lavapiés o Tirso de Molina)
¿Cuándo? del 9 de enero al 15 de febrero de 2015 (posterior gira por España)
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